El consumo regular de café aumenta la producción de cortisol, la
denominada hormona del estrés, que acelera el metabolismo, aumenta la
presión arterial y los niveles de azúcar en la sangre, para proporcionar
los nutrientes rápidamente a las células del músculo y el cerebro.
Millones de personas por todo el mundo toman café no solo por su
sabor exquisito y sus efectos vivificadores (sobre todo por las
mañanas), sino también por la creencia común de que esta bebida
agradable protege de la depresión y varias enfermedades graves.
Así, muchas personas creen que tomar café por las mañanas ayuda a
perder peso, ya que da pocas calorías mientras proporciona energía. Sin
embargo, según un reciente estudio realizado por científicos
estadounidenses, el café tiene el efecto opuesto sobre el cuerpo humano.
Según los científicos, el consumo regular de café aumenta la
producción de cortisol, la denominada hormona del estrés, que acelera el
metabolismo, aumenta la presión arterial y los niveles de azúcar en la
sangre, para proporcionar los nutrientes rápidamente a las células del
músculo y el cerebro.
Al pasar un tiempo, cuando se termina el efecto del café y no hay
ninguna reacción física al estrés, aparece el hambre, mientras las
calorías no utilizadas se almacenan como grasa. La situación se complica
por la ‘adicción’ al café, lo que aumenta el riesgo de sobrepeso.
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