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En nuestro mundo que envejece rápidamente, las personas
mayores desempeñarán un papel cada vez más importante - a través del
trabajo voluntario, transmitiendo su experiencia y conocimientos,
cuidando a sus familias y con una creciente participación en la fuerza
laboral remunerada.
Ya hoy en día, las personas mayores contribuyen enormemente a
la sociedad. Por ejemplo, en toda Africa - y en el resto del mundo -
millones de adultos enfermos de SIDA son cuidados en sus hogares por sus
padres. Al morir los pacientes, sus hijos huérfanos (actualmente 14
millones menores de 15 años en países de Africa solamente) son en su
mayoría cuidados por los abuelos.
El papel crucial de las personas mayores no se limita a los
países en vías de desarrollo. En España por ejemplo, el cuidado de
personas dependientes y enfermas (de todas las edades) es en su mayoría
llevado a cabo por personas mayores (especialmente mujeres mayores). El
promedio de minutos ocupados por día en la provisión de esos cuidados
aumenta exponencialmente con la edad de los cuidadores: 201 minutos si
el cuidador pertenece al grupo de edad 65-74 y 318 minutos si su edad es
75-84 - comparado con sólo 50 minutos si el cuidador está en el grupo
de edad 30-49 (Durán H, Fundación BBVA, 2002).
Tales contribuciones al desarrollo sólo pueden ser aseguradas
si las personas mayores disfrutan de adecuados niveles de salud para los
cuales políticas apropiadas deben ser adoptadas. En línea con el Plan
de Acción Internacional de Madrid, La Organización Mundial de la Salud
lanzó en 2002 un documento "Envejecimiento Activo - Un Marco de
Políticas", describiendo sus criterios y perspectivas para un
envejecimiento saludable a lo largo de toda la vida.
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