Mis encuentros con Chávez
Eran los años duros de la represión en la Democracia Burguesa, esa que 
dieron en llamar representativa. Ya acumulaba yo como 9 juicios por 
“rebelión militar”, esa rebelión de la protesta por el salario mínimo 
para los trabajadores y contra el alto costo de la vida, la rebelión de 
la lucha por los derechos humanos de todas y todos, en una visión 
claramente integral y de necesaria transformación social como única 
respuesta al cumplimiento y respeto de estos derechos; los años de la 
rebelión por ser militante de la izquierda ( para algunos 
“ultraizquierda”), con Bandera Roja (no la misma de ahora que es 
“rosadita”), creando los Comités de Luchas Populares (CLP), los Comités 
de Luchas Estudiantiles (CLER) y los Comités de Luchas Obreras (CLO); 
organizando a los sectores populares y creando los organismos de 
militancia revolucionaria.
Eran también los años de la cultura popular y su rescate a través del 
Frente de la Cultura Popular que creamos como respuesta a la invasión 
cultural y la alienación ideológica, con nuestro teatro de calle, 
danzas, bailes y juegos populares en los barrios, en la Propatria 
militante, el 23 de enero combativo y los sectores populares de Guárico,
 Carabobo, Aragua y Apure. Era también la Cultura subversiva. Luego, los
 años de acercamiento con los camaradas masacrados en Yumare: Alfredo 
Caicedo (Santiago) y Luis Rafael Guzmán Green (Roberto), entre los 9 
asesinados, que me decían, recuerdo, el camarada de “Banco República”, y
 con ellos en 1984 debatiendo la necesidad de tomar las banderas de 
Bolívar para la conformación del Frente Bolivariano Latinoamericano, la 
importancia de acercarse a los Militares “nacionalistas” y 
“revolucionarios”, y yo, por mi parte, con los rígidos esquemas de la 
militancia  comunista (quería ser más comunista que Marx y Lenin 
juntos), incrédulo y subestimando estas líneas estratégicas del momento 
histórico.
En ese mismo tiempo, estudiando Derecho en la Universidad de Carabobo, 
organizando el movimiento estudiantil por el cupo y el presupuesto y por
 una Universidad popular y democrática; organizando los Congresos 
Nacionales de Derechos Humanos (Congresos perseguidos e “ilegalizados”) a
 través de la Federación Nacional de Defensa de los Derechos Humanos, 
fundada por mi padre Chagin Buaiz; mi hermano Douglas Buaiz recorrió 
todo el país siendo un jovenzuelo para llevar el mensaje de los Derechos
 Humanos como forma de combatir el poder burgués que los viola con su 
sola existencia. Ese mismo hermano (desaparecido físicamente a prematura
 edad), que me llega un día de finales de los años 80, enseguida de la 
masacre de “El Caracazo” y me dice “Coño hermano, hay unos militares 
progresistas que quieren acercarse a nosotros, quieren conversar”, y yo 
con la misma incredulidad y prejuicio político.
En esos mismos años y más tarde, en 1990 y en el 91, el editor de un 
Diario regional, se me acerca para llevarme a una “entrevista” con unos 
militares progresistas. Accedí más por curiosidad política que por 
convicción, lo confieso. Allí estaba Hugo Rafael Chávez Frías. Fue mi 
Primer encuentro con el Comandante. Nos reunimos, Conversamos, 
Intercambiamos sobre la necesidad de dignificar al país, de la lucha 
contra la corrupción, de cambiar a los politiqueros y de la contribución
 de los militares. Salí menos incrédulo y menos prejuiciado de los dos 
encuentros en dos semanas continúas. Vino 1992 y nos sumamos a la 
rebelión cívico-militar, la del 04 de febrero y ayudando en la del 27 de
 noviembre. Persecuciones, prisiones, allanamientos sin orden, sin 
proceso. Chávez preso. Debates sobre esta nueva coyuntura, Titubeos de 
Bandera Roja que ya quería ser “rosadita”. Llega 1998. Electo el 
Comandante. Primer Encuentro con él como Presidente, y tercer encuentro 
de nuestras vidas: Hotel
 Avila, año 1.999  para la planificación participativa de las líneas de 
gestión de la política pública de su gobierno a favor de los derechos 
humanos de las niñas y los niños. Fue impresionante el ejercicio de 
participación del Comandante Chávez en las mesas de trabajo. No fue el 
Presidente que abre el espacio y se marcha, ni que llega a la clausura, 
fue el Presidente que construyó en conjunto la política de niñez de su 
gobierno. Yo estuve como  Consultor de Unicef. La increíble memoria de 
Chávez me recordó en medio de todos los participantes.
También desde el año 1997 anduvimos investigando y proponiendo en todo 
el país un Plan Nacional por el Derecho a la Identidad de los Niños, y 
detectamos la asombrosa violación de este Derecho con la negación de la 
partida de nacimiento a más de un millón quinientos mil niños. Diseñé 
una propuesta para cortar de raíz el problema: Un Plan Nacional de 
Identidad que estableciera además de las inscripciones de todos aquellos
 jóvenes y niños de menos de 18 años de edad sin partida de nacimiento 
con la sola comprobación de su nacimiento en el país, sin ningún otro 
requisito; la creación de Unidades Hospitalarias de Registro Civil de 
Nacimientos –UHRCN- que hacía entrega de la partida de nacimiento del 
niño o niña inmediatamente después de nacido, sin el viacrucis de 
Prefecturas y Jefaturas.. Nadie nos escuchaba, nadie nos veía, así como 
eran invisibles los niños sin identidad y ello se transformaba en una 
cadena de violaciones sucesivas de derechos humanos (Educación, Salud, 
Seguridad Social, etc). Llegó esto a oídos de Chávez en 2001 a través de
 la siempre luchadora Dra. Ofelia Russian Curiel, e inmediatamente pidió
 reunirse con nosotros. Inicialmente nos dijo que solo tenía unas dos 
horas porque debía resolver otros asuntos, que nos recibiría a las 8 y 
30 p.m.. Era Aristóbulo Istúriz Ministro de Educación, y allí estuvo 
como siempre en la pelea por los niños, atento, dinámico, creativo. La 
emoción del Comandante brotaba por su piel en la medida en que nos 
escuchaba con un proyecto que con irrisoria inversión social eliminaba 
de forma sustancial una odiosa causa de negación de derechos a los 
niños. Eran las 12 de la noche y a esa hora mandó a llamar a la Ministra
 de Salud, al de Interior, al de Planificación para instruirles con 
emoción sobre la implementación de las Unidades de Registros de 
Nacimientos en todos los hospitales y maternidades del país. Estuvimos 
toda la madrugada; hablamos del Sistema de Protección de la Niñez y 
Adolescencia, intercambiamos opiniones y desencantos, ideas y acciones 
inmediatas. Le hice entrega de un Libro y una carta que le enviaron de 
El Salvador unos camaradas del Farabundo Martí (yo había estado unos 
meses antes en Misión con Unicef y el Plan Bolívar 2000 atendiendo la 
emergencia por el Terremoto); contamos anécdotas políticas, y a las 5 de
 la madrugada dijo “Me baño y salgo a Perú a las 7 de la mañana”. Un 
Encuentro que debía ser de unas dos horas se convirtió en más de 9 
horas. Luego vino el sabotaje y el Golpe de la Oligarquía del 11 de 
abril de 2002. Como sabemos, muchas acciones y políticas de Estado 
salieron violentadas y la pérdida no fue solo en términos económicos, 
sino también del desarrollo humano. Ello atrasó la implementación de las
 UHRCN. A comienzos del 2003 va Chávez a un acto en la Asamblea Nacional
 sobre el Sistema de Protección, al que fui invitado. 
Me encontraba en 
5ta o 6ta fila como uno más. Ese día aprobó mil millones de Bs. para el 
funcionamiento del Sistema de Niñez. Al culminar, mientras salía entre 
la multitud, como siempre su mirada se extendió más allá de los 
presentes protocolares hacia las últimas filas, me ve y grita “Epale 
Yuri qué pasa con lo del Plan de Identidad?  Eso está atrasado, tienen 
que ir más rápido, pónganle empeño pues..!”. Fue mi quinto Encuentro con
 el Comandante. Otra demostración de la memoria y atención que siempre 
puso a todo lo que significara dignidad y Justicia social. Así, entre 
pocos encuentros y sin nada de retórica, con honestidad inconfundible; 
fui conociendo y admirando por siempre al gigante e indestructible 
Chávez, quien me enseñó tantas cosas, de quien aprendí tanto, pero 
esencialmente a creer en aquello en lo que era incrédulo! Por la virtud 
de ser siempre quien fue es que Chávez sigue vivo, por auténtico y 
noble.
Por eso es que lo veo a diario, sigo teniendo encuentros con mi 
Comandante Chávez: Hoy le he visto en la bondad y nobleza de una madre 
cargando a su hijo, y también en ese niño besando a su madre. Nuestro 
Chávez vive en la mirada sincera y las manos callosas del obrero y la 
obrera; Y...en el sudor de la patria hoy le he visto luchando por la 
vida y el amor, por la dignidad y la igualdad.. Sin duda Chávez vive. 
Está en mares y océanos, hoy en llanos, cordilleras y sabanas, mañana y 
siempre en el aire, en el viento, en el agua, en la tierra..! Lo 
encuentro a cada rato en la mirada humilde, alegre, sabia, romántica y 
gigante de nuestro pueblo. Y en el fuego siempre encendido de los 
pueblos me sigo encontrando con mi comandante: hoy le he visto luchando,
 cabalgando...comandando ejércitos libertarios por la vida.
ybuaiz@gmail.com
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