Por: Msc Soraya Gonzalez Rojas
Con un cartelito que dice: "Dios bendiga
al que entre a esta casa, proteja al que sale y de paz a quien se queda",
así nos recibe el hermoso hogar de Don Celestino Marrero, a quien consideramos
los guariberos como un libro abierto. Con especial cariño nos abrió las puertas
de su casa de habitación ubicada al
final de la calle Bolívar, lugar mágico, muy cerca del Calvario, donde las plantas ornamentales embellecen el espacio y alegran la vista de
todo el que visita.
Con mucho orgullo nos comenta que no tuvo
mucha escuela, que solo llegó a tercer grado, pero que tenía muchos
conocimientos porque le gustaba leer y compartir con personas mayores que él y que
fuesen bien preparadas para aprender de ellos. Se inició a trabajar a temprana edad como
repartidor de telegramas, donde manifiesta haber aprendido mucho con el
telegrafista Arcini Pinto, a quien veía redactar, escribir y puso especial
empeño en estas actividades, tanto así que desarrolló una letra maravillosa, la
cual muchos deseaban tener. Se desempeñó
como suplente en el juzgado y esto lo llevó a aprender a redactar documentos.
Fueron muchas las actividades que aprendió a hacer estando en Valle de Guanape
y solía además frecuentar mucho a San José de Guaribe a realizar diligencias,
hasta que para el año 1958, decidió establecer su residencia en este pueblo.
Estando aquí, por recomendación de Antonio González Álvarez, asumió la
administración de Corpomercadeo donde estuvo durante casi dos años, al
liquidarse esta empresa, le dieron la oportunidad de quedarse con la
existencia, y gracias al apoyo del profesor Blas Carao, le dieron la facilidad
de montar su propio negocio, el cual se fue ampliando poco a poco. También
trabajó durante 10 años consecutivos con el señor Gerónimo Hermández, quien era
el propietario de la única bomba de gasolina del municipio, en donde Don
Celestino se desempeñó como chofer del vehículo que trasladaba el combustible.
Comenta con mucha gracia que eran infinitos
los favores que la hacía a la gente de Guaribe, mientras estuvo cubriendo esta
ruta de Guaribe a Puerto la Cruz y viceversa, cargando la gasolina y gas.oil.
Le traía a las personas, repuestos de carro, implementos de soldadura, medicinas, oxígeno para la
medicatura, entre otras cosas. Para ese entonces la carretera era de tierra,
salía de Guaribe a las 4 de la mañana, pasaba tomando su cafecito por donde
Celestino Rivas, y venía llegando a las 9 o 10 de la mañana. También se
desempeñó como prefecto en el año 1974, trabajó como chofer durante años para la linea
Valles del tuy, cargando pasajeros de Guaribe a Altagracia de Orituco, también
manejó en la linea CAMAG (linea de autobuses). Era muy
solicitado por algunos guariberos como Tomás Ramos, Rafael Esteban Rojas, entre
otros, para hacer viajes particulares, ya que además de ser muy agradable de
viajar con él, era uno de los pocos que poseía licencia de conducir. Fue
presidente de la Junta Comunal, y en su gestión, consiguió la creación del cuarto y quinto año de bachillerato del Liceo
Diego Bautista Urbaneja,ya que solo
existía 1°, 2° y tercer año; contribuyó en las gestiones para construir
el sistema red de cloacas, plantas para
el alumbrado, ya que Guaribe no gozaba de luz eléctrica permanente, entre otras
cosas. Después de tantos años de haber
cumplido diversas funciones, se dedicó nuevamente a atender su comercio, en un local ubicado en
la calle Zoila Lara, muy cerca de la EBB "Monseñor Crespo",
otorgándole la alcaldía posteriormente el título de propiedad de esta
infraestructura, el cual pertenecía a la municipalidad, las autoridades de esa época, como un
reconocimiento a su constancia y
Participó durante muchos años en los comité de las
Fiestas Patronales del municipio. Miembro fundador del Club de Leones, en donde
tiene 50 años participando como socio, lo que llevó a esta organización a
hacerle un merecido homenaje en el mes de julio de este año
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