Msc
Soraya Gonzalez Rojas
Conociendo que el trabajo artesanal es el producto del trabajo
del artesano, portador de una tradición cultural y económica, con valores
estéticos. Se hace necesario conocer el sistema de vida de estas personas, para conocer la forma de expresión de sus
sentimientos y también la forma de interactuar con el mundo que lo rodea, el cual dirige a su trabajo como forma sólida
de su alma y nos ayuda a comprender el pasado y el presente del artesano,
reflejo fiel de nuestras tradiciones y de nuestra historia local como imagen
del mundo interior de la gente que compone a nuestro pueblo.
Dentro del mundo artesanal de Guaribe, las costureras
ocupan un lugar muy importante. Son estas mujeres, quienes con sus hermosas
manos y una gran paciencia, elaboran productos no seriados, cargados de un gran
sentimiento y una gran creatividad, para que, quien mande a confeccionar una
prenda de vestir, luzca impecable, y por
supuesto, sea quien la elaboró la que se lleve todos los méritos.
Hoy a través de Letras Guariqueñas, resaltaremos a esas
costureras de Guaribe, que marcaron una época y una historia muy bella e
importante. Es necesario recordar a la señora Ricarda Correa, Aurelina Suárez,
Lina Mercedes Arzola, María Felipa Barrios de Rojas a quien todos por cariño llamábamos Pipa, entre otras.
De la señora Ricarda Correa, se conoce que nació en el caserío
Guarebe, jurisdicción del estado Miranda, el 16 de julio de 1924, hija de
Cristobal Correa y Manuel Espinoza Guaz. Siendo aun niña, se trasladó con sus
padres a vivir en San José de Guaribe, donde compartió con mucha gente, de la
que aprendió cosas útiles que le permitieron desenvolverse a los largo de su
vida, tal es el caso de su contacto con
Doña Blasina Rojas, a quien quiso mucho y quien fue su fuente de inspiración y maestra, para
el aprendizaje del corte y la costura.Su
interés, responsabilidad y ética, la hicieron convertirse en una extraordinaria
costurera. En su casa de habitación
ubicada en la calle Sucre, sector Cañicito, recibía a todas las personas del
pueblo, las cuales iban a mandar a hacer sus ropas. Confeccionaba trajes a damas y caballeros,
pero se especializó más en la ropa de hombres, cortando y cosiendo camisas,
pantalones de vestir, resaltando los de kaki, fue una maestra diseñando y
haciendo liqui liquis y hasta ropa interior para hombres, donde relucían los
interiores blancos de popelina tipo short que usaban los señores de la
época. Todo este laborioso trabajo le permitía ayudarse
para el sustento de su hogar, donde compartida con sus siete hijos y su esposo
Tito Silva.
Los guariberos y guariberas recuerdan a la señora Ricarda, no
solo por todas sus virtudes en la costura, sino también por la excelencia de
sus dulces de leche y conservas de ajonjolí,y además, por una frondosa mata de cotoperiz que tenía
en el patio de su casa y que aun se mantiene, la cual echaba unas cargas
impresionantes, siendo estos frutos, los más ricos y buscados en el pueblo.
Durante todo el día, niños, jóvenes y
adultos se acercaban a la casa de Doña Ricarda, en donde gritaban: Doña
Ricaaaaarda, y tocaban bien duro su puerta de madera hasta que saliera para
decirle: véndame un litro de cotoperiz por favor y ella tenía que dejar lo que
estaba haciendo, para trasladarse a ese gran patio de tierra, donde tenía en la
pulcritud de su espacio, ya servidas varias laticas de aceite de motor,
previamente bien lavadas, llenitas de cotoperices amarilliiitos, la cual vendía
a un medio. Todo el que iba a comprar, llevaba su bolsita lista para se los
colocaran alli. Tan bella Doña Ricarda, siempre jovial, cariñosa, todas las
tardes se sentaba al frente de su casa acompañada de su hija Bislenia,
allí pasaban el rato en unas silleticas
de cuero, saludando y conversando con todo el que pasaba.
Hoy ya no está presente, pero nos invade su recuerdo y el
sabor de sus cotoperices. Falleció a los 84 años un 04 de abril de 2009.
Librada Arzola, fue una asidua costurera, con su máquina de
pedal, se inició en esta actividad, a
partir de los 16 años, confeccionado
ropita de muñeca, esto lo aprendió de forma individual ya que, no recibió
clases o lecciones de otras personas.
Cosía solo para el sexo femenino, destacándose en bella ropa de niñas,
vestidos de novia, bautizos, estrenos para el mes de diciembre, fiestas patronales, entre otros.
Ella nació en el Caserío Los Cantiles, jurisdicción
del Municipio San José de Guaribe, el año 1933, hija de Cinesio Arzola y
Antonia Marapacuto, tuvo 9 hijos 7
hembras, dos varones, a los cuales levantó con el producto de su esfuerzo y
trabajo. Librada pasaba el día sentada en su maquinita de coser, con una cinta
métrica colgada del cuello y una sorisa reflejada en su cara, así esperaba a
toda su clientela, las cuales acudían a ella con numeros cortes de tela para
que a la velocidad de un rayo les confeccionara los trajes. Al visitarla, ella aprovechaba
de darle a sus clientas un paseito por su solar para enseñarles la gran
cantidad de hermosas plantas ornamentales y frutales que allí cultivaba.
Siempre con una sonrisa a flor de piel y la humildad que le brotaba por los
poros.... Partió a otro plano el 15 de enero del 2001, quizás esté
confeccionando trajesitos a los angelitos del cielo.
Es oportuno recordar también, a la señora Aurelina Suárez
Bandres, la dulzura hecha mujer. Hija de María Guillermina Bandres de Suárez y
de Pedro Ramón Suárez, nacida el 1° de agosto de 1928, en el sector
Desparramadero de San José de Guaribe. Su amor por la costura comenzó a los 13
años de edad, cuando al compartir con su prima, La Negra Ochoa, comenzó a
elaborar ropa de damas y caballeros y era especialista en hacer mosquiteros o
pabellones. Alegre, dulce, bella, enamorada de su trabajo, pasaba los días
sentada frente a su máquina de coser de pedal, donde entre cantos y poesías
confeccionaba los más hermosas trajes para su clientela y los mejores
mosquiteros para camas y chinchorros los cuales decoraba con encajes y pasa
cintas. Allí estaba siempre atenta a que sus clientes fueran a retirar sus encargos, a estos las
recibía con una gran sonrisa, una flor de su jardín colocada siempre en su oreja y quizás el verso de alguna de
sus canciones preferidas. Doña Aurelina, siempre linda, siembre bella, olorosa
a flores y llena de amor. Al pasar frente a su casa nos complacía verla al
compás de su máquina de coser o en el colorido de su hermoso jardín. Dios la
debe tener en el mejor y más bello de los lugares.
Son muchas las costureras de Guaribe, que en diferentes
épocas, han vestido a su gente....Teresa Bustamante, Lina Mercedes Arzola,
Porfiria Ruiz, La Negra Rojas Pérez, Nélida y Yanninys Ávila, Prudencia Guacarán,
Gladis Brito, Marina Ledezma, Julita, entre otras. Desearía nombrarlas a todas,
pronto lo haré..... hoy recordamos solo a algunas. Letras Guariqueñas se carga
de agujas, hilos, telas y amores para recordar
la historia de las bellas costureras de mi pueblo.
Gracias a todas las personas y familiares que contribuyeron a
aportar información y fotografías para esta escritura. Gracias al Indio
Bustamante por un buen día llegar a mi casa y llenarme de fotos y gracias una
vez más a mi gran amigo Jesús Rondón por su colaboración para estas
ilustraciones.
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