Msc Soraya González Rojas
Si bien es cierto que a nuestra bandola de
8 cuerdas, muchos cultores la llaman Guaribera, yabajera o montañera, cosa que
es perfectamente válida, es necesario acotar que en la parte investigativa, son
muchos los argumentos que existen para
ubicarla en un contexto geográfico, que permite también darle la denominación
de bandola cordillerana, y sin hacer de esto un tema de discordia entre
cultores, músicos e investigadores hoy
expongo algunos puntos importantes, que
asumidos de algunos trabajos de investigación, como el de la profesora e investigadora Tibaire Rojas y
al cultor e invstigador Andrés Reyes, hoy cito, como una forma de hacer conocer
a nuestros amigos lectores de estos Relatos Guariberos, el por qué la
denominación de esta manifestación tan hermosa y tan arraigada en nuestro
pueblo.
Santa Bárbara, Los Cantiles, Batatal, El Guapito, Río
Negro y Panapito, son centro de irradiación cultural hacia otras poblaciones
circunvecinas de mayor importancia económica y política. Los primeros son
caseríos que pertenecen indistintamente los estados Anzoátegui, Guárico y
Miranda, y forman una unidad socio-cultural bajo la influencia de corrientes
migratorias de los tres estados. Todos son caseríos de montaña situados en
puntos limítrofes entre los estados mencionados y vecinos a ellos, están las
poblaciones de San José de Guribe, Sabana Grande de Orituco, Cupira, El Guapo y
Valle de Guanape.
La Bandola Montañera, yabajera, guaribera o Cordillerana
domina todas esas áreas; donde también son patrimonio común las Parrandas de
Negros y Las Fulías a la Cruz de Mayo; como manifestaciones musicales. Las
artesanías, y dentro de éstas, la
fabricación de instrumentos musicales, es otra de las actividades tradicionales
en esta región.
En la fabricación de la bandola se destacan en San José
de Guaribe, el Sr. Alejandro Arzola
Pararía (+), Ramón Orlando Sáez, Benito Carrasquel y Miguel Díaz, también estuvo en Valle de Guanape el taller
que perteneció al luthier Manuel
Mendoza, quien ejecutaba la bandola de 8 cuerdas. El mismo nació en la mencionada localidad el
día 16 de junio de 1915 y fallecio el 05 de junio de 1992.
De Valle de la Pascua vinieron los Arzola y se
establecieron en La Tomusa, jurisdicción del Municipio Pedro Gual, (en aquel
momento Distrito Páez del Estado Miranda); allí nació el Luthier Alejandro
Arzola Pararía. Este arte lo aprendió de Ángel Matute a quien conoció en su
taller de Río Chico. Matute era nativo de Sucre y se trasladó allí desde Barcelona
en donde formaba parte del grupo musical que dirigía El Negro Iriza, bandolista
de prestigio en la ciudad.
El bandolista Juan Esteban García nos habló del luthier
Pablo Alcántara, quien fabricaba bandolas con un volumen mayor de las conocidas
actualmente. El maestro bandolista Juan
Esteban nació en el caserío La Cubanera. Vecinos a este caserío estaban La
Unión y Batatal, pertenecientes al Distrito Páez del Estado Miranda. La
comunicación con Barlovento se daba a través de la montaña es decir, estos
caseríos tenían vida propia y gozaban de autonomía en relación con el Municipio
Guaribe.
A la formación de Juan Estaban García
contribuyeron los maestros barloventeños Juan Rebolledo, Inocencio Carabaño y
Manuel Marcano, con quien aprendió a tocar el Golpe Yabajero, especie musical
de gran riqueza, en cuya interpretación Juan Esteban García desplegó la creatividad del genio.
Su primera bandola salió del taller de Ángel Matute y lo
describió como un instrumento de gran belleza, hecho de pino y caoba.
Las poblaciones de Turiepe, La Cubanera, Los Cantiles,
Río Negro y Batatal se vieron diezmadas por los avatares que han caracterizado
la vida y la historia de la Cordillera de la Costa. Esta ha sido escenario de
montoneras y revueltas desde los primeros tiempos de nuestro gentilicio
nacional. Durante la década de los 60, cuando insurgen los movimientos
guerrilleros contra los gobiernos de Betancourt y Leoni, fue el centro de
operaciones de muchos de estos movimientos.
En la Serranía de El
Bachiller, se instaló el Frente “Ezequiel Zamora” que abrió operaciones
por la región de Barlovento y los territorios adyacentes. La represión de los
gobiernos contra los campesinos por su presunta complicidad con la guerrilla,
llevó al desalojo forzado de los campos y el abandono de las tierras. Así se
acabaron La Cubanera y Turiepe.
Con gran dificultad ha podido mantenerse en Los Cantiles,
algunos de los descendientes de los primeros pobladores. Solitaria se levanta
la casa de Alejandro Arzola (el agricultor no luthier); recorriendo sus
alrededores divisamos el hermoso Valle, donde antes estuvo La Cubanera,
convertida hoy en potrero.
Con Juan Estaban García y Alejandro Arzola Pararía llegó
la Bandola Cordillerana a San José de Guaribe; sin embargo en todos los
caseríos señalados florecían los bandolistas. En Guarebe se destacaron:
Silvestre Flores, Dionicio González y su hijo, Santiago Ospino. Guarebe es otro
punto de enlace entre Barlovento, Valle de Guanape y Guaribe. Es una zona
montañosa que pertenece al Municipio Pedro Gual de Miranda.
Para la época que reseñamos -década de los 30- había allí
grandes haciendas donde se cultivaba el café y el cacao y se daban situaciones
de explotación infame, incluso de esclavitud. A esto contribuyó la situación
política del país, sometido a la tiranía gomecista.
Presumimos que esta situación se le dio respuesta en los
cantos de Bandola y Fulía, como se le dio en las décimas para velorio de Cruz,
compuestas por el cultor Saturnino Cotua.
A Guarebe llevó la Bandola el maestro
Eduvigis Pérez, nativo del caserío Chaguaramal jurisdicción ahora del Municipio
Pedro Gual con quien aprendió Dionicio González, bandolista de gran prestigio
conocido en la región con el seudónimo de “Canta Gallo”. En la región de
Guarebe, y en otro caserío vecino Turiepe, perteneciente también al Municipio
Pedro Gual de Miranda, se destacaron también Santiago Ospino y Juan Solano.
En el caserío El Guapito, jurisdicción del Municipio
Páez, Estado Miranda se destacaron los bandolistas Cantalicio Requena y Juan
Benavente. Estos maestros se proyectaron hacia los Valles de Orituco; sobre
todo hacia la población de Sabana Grande. Nativo de El Guapito es también el
cultor (Cantador de Uno y Uno) Magín Martínez, ya fallecido, quien resideía en el caserío Arenitas jurisdicción del
Municipio Monagas del Estado Guárico.
En el caserío Santa Bárbara, jurisdicción del Municipio
Carvajal del Estado Anzoátegui, vivió el maestro José Antonio Delgado, quien
nunca salió de la montaña. Fue de la vieja generación de bandolistas formados
en la cordillera, y su maestría en la ejecución del instrumento le dio
prestigio en la región.
La profesora Tibaire Rojas, ha esgrimido argumentos para
sustentar esta denominación, apoyada además por instituciones como el CONAC,
FUNDEF, la Asociación Afroamericana y Fuldaculgua:
1.
Es hija de la Cordillera de la Costa
y aunque los medios de comunicación masiva la han dado a conocer con otras
denominaciones, al darle ésta, tomamos en cuenta el contexto de la
manifestación y la integración del instrumento con su componente musical y
teatral.
2.
Según los cultores, nació de la
bandola oriental, pero se diferencia de esta en su encordadura; posee ocho
cuerdas de metal -cuatro dobles- y tiene su propia especie musical.
3.
Cualquiera sea su procedencia, no ha
salido nunca del marco de la Cordillera
de la Costa y ello nos lo demuestra la composición de su especie musical Golpe
Yabajero, con acordes del estribillo oriental y de las flores mirandinas.
4.
.Al hablar de Bandola Cordillerana,
reconocemos su doble filiación: oriental por el instrumento y tuyera, porque la
estructura del golpe yabajero, como la del tuyero, es una suite con pasaje,
guabina y yaguaso. El golpe yabajero no se circunscribe solamente a los Valles
del Tuy; pues por toda la región Cordillerana bordeada por el río Tuy se le
escucha también; tal es el caso de Caucagua, Altagracia de Orituco y San
Francisco de Macaira.
5.
Los acordes percutidos del tambor
suceden a las llamadas de guabina y de yaguaso en la 4º parte de la suite Golpe
Yabajero. Este componente negro presente también en el movimiento sinuoso que
hacen los bailadores, nos remite a las raíces africanas de esta
manifestación.
6.
En su recorrido de viajera
incansable por los caminos de las cordilleras, la bandola recorre el
sentimiento justiciero y el afán liberador de los negros, que en su condición
de manumisos, no habían podido alcanzar su total libertad mediando el siglo XX.
Este sentimiento se pone de manifiesto en el canto y hacia este elemento integrador de la
manifestación debemos dirigir nuestra atención.
He aquí nuestra argumentación
del nombre de esta manifestación, que hemos asumido muchos cultores e
instituciones culturales, como es el caso del Ateneo de Guaribe, y me sumo a
ello en mi condición de cronista oficial municipal. Sin entrar en
contradiciiones, aquí dejo mi relato.
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