Crónicas de Guaribe
Soraya González
Cronista Oficial Municipal
Gabana64@hotmail.com
Gaspar Rafael Solórzano
Una referencia obligada en cuanto
a ejecución de bandola se refiere, Gaspar Rafael Solórzano, nació en el
Fundo Guaribito (San José de Guaribe) el 30 de agosto de 1953, hijo
de Esther Solórzano y Rafael Esteban Rojas. Comenzó a ejecutar bandola entre
los 16 y 17 años, recuerda que, entre los 7 y 8 años veía tocar en el
sector Guaribito a Juan Esteban García, José Antonio Delgado, Claudio Ospino,
Juan Solano, le llamaba la tención cuando los veía en bailes en Cerro Seco,
Budarito y la Barbona (zonas adyacentes a San José de Guaribe). Gaspar
acompañaba a su mamá a los bailes, ella lo ubicaba donde pudiera mirarlo
mientras bailaba, todo esto lo llevó a identificarse con la bandola y adquirió
sus primeros aprendizajes, comentaba: “No soy actor ni busco espacios para
resaltar o sobre salir. Busco la verdad”. Gaspar es historia y parte
determinante de nuestra Bandola.
Gaspar Solórzano hombre sencillo, creador, amante de la bandola porque entre este pedazo de madera y él hay una comunión o quizás un excelente matrimonio. No pretendió ser lo máximo, pero si fue defensor implacable de la Bandola Cordillerana como manifestación.
Gaspar Solórzano desde niño amó la bandola, sembró música, llegó a crear más de 83 composiciones aproximadamente, dentro de las cuales pueden nombrarse: Guaribito, Llegando a las Delicias, María Luisa dedicada a su hermana, Doña Esther dedicada a su madre, Don Rafael dedicada a su padre, Sorayita dedicada a mi persona, Chalino dedicada al Maestro Rosalino Figueroa.
Sus Maestros: Santiago Ospino quien lo hizo músico; Juan Esteban García lo enseñó a descifrar la música, a quererla, respetarla y darle su valor.
Su primera composición fue “El Tanquecito”, lo hizo con una mandolina que le regaló el Negro Rojas, su tío paterno, le puso así porque la compuso donde Vidalina- quien hoy es su compañera- recostado de un tanquecito. La vida de Gaspar estuvo vinculada todo el tiempo a la bandola y a la música, jamás se separó de ella, fue después de Juan Esteban García, su máximo representante. Hoy, dedico estas pequeñas líneas a él, como un homenaje a quien dejó una huella imborrable en la música de nuestro pueblo. Lamentablemente, se nos fue tempranamente,
el 01 de agosto del año 2008, dejando un legado de extraordinaria manifestación. Cada vez que suena una bandola en Guaribe, acompañada de un golpe yabajero, allí está el alma de Gaspar!
Gaspar Solórzano hombre sencillo, creador, amante de la bandola porque entre este pedazo de madera y él hay una comunión o quizás un excelente matrimonio. No pretendió ser lo máximo, pero si fue defensor implacable de la Bandola Cordillerana como manifestación.
Gaspar Solórzano desde niño amó la bandola, sembró música, llegó a crear más de 83 composiciones aproximadamente, dentro de las cuales pueden nombrarse: Guaribito, Llegando a las Delicias, María Luisa dedicada a su hermana, Doña Esther dedicada a su madre, Don Rafael dedicada a su padre, Sorayita dedicada a mi persona, Chalino dedicada al Maestro Rosalino Figueroa.
Sus Maestros: Santiago Ospino quien lo hizo músico; Juan Esteban García lo enseñó a descifrar la música, a quererla, respetarla y darle su valor.
Su primera composición fue “El Tanquecito”, lo hizo con una mandolina que le regaló el Negro Rojas, su tío paterno, le puso así porque la compuso donde Vidalina- quien hoy es su compañera- recostado de un tanquecito. La vida de Gaspar estuvo vinculada todo el tiempo a la bandola y a la música, jamás se separó de ella, fue después de Juan Esteban García, su máximo representante. Hoy, dedico estas pequeñas líneas a él, como un homenaje a quien dejó una huella imborrable en la música de nuestro pueblo. Lamentablemente, se nos fue tempranamente,
el 01 de agosto del año 2008, dejando un legado de extraordinaria manifestación. Cada vez que suena una bandola en Guaribe, acompañada de un golpe yabajero, allí está el alma de Gaspar!
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